> Por Juan Manuel Burgos
Tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti, mentiroso.
Tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti, mentiroso.
Tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti…
Tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti,
tiqui-tiqui-ti, tiqui-tiqui-ti, mentiroso,
menti… menti… menti… mentiroso.
Violeta Parra Cantora Chilena, El Gavilán.
Primera Parte. Alta Córdoba, Lunes 15 de Octubre de 2012
Éramos cinco gays de distintos países de Latinoamérica ingresando en una cabaña a compartir en el Campamento Artigas. Yo era sin dudas el menos agraciado: negrito, petizo, gordo, con escoliosis y pezones gigantes que parecían dos hamburguesas Patty.
Supe en cuanto abrí el cierre del bolso que cualquier foto que me retratase haciendo cualquier actividad en ese sitio conmovería a cualquier filántropo que financiase cualquier evento de esa calaña.
La inteligencia – lejos de ser una virtud como me hizo creer papá leyéndome “Riquete, El del Copete” desde los cinco a los ocho – era decididamente mi desventaja: perturbaría con constancia mi estadía en el campamento y más tarde, lo intuí entonces, mi estadía en donde quiera que fuese.
Éramos cinco gays de distintos países de Latinoamérica ingresando en una cabaña a compartir en el Campamento Artigas, y estaban mis compañeros uno más delicioso que el otro. Ricos como comer pollo con la mano. Ellos sí eran Jóvenes Líderes Activistas Sociales Representantes de la Cultura Gay, yo en cambio era bueno para llenar formularios y aplicaciones a becas. Había entre ellos, como era de esperarse, mucha tensión sexual y, entre ellos y yo, cierto recelo. Nos estábamos cambiando para bajar a almorzar, semidesnudos, escena homoerótica por excelencia, cada uno junto a su litera, sus cuerpos tallados por Dios, el mío por los embutidos de la fiambrería de la esquina, no reniego. El mexicano que parecía el más lanzado de todos preguntó:
-¿Cuál fue la última experiencia sexual que tuvieron? ¿Cuándo, con quién?
Los dejé hablar y observé cómo se abultaban sus boxers a medida que subía la temperatura. Llegó mi turno, alguien dijo con desilusión y esquivando mis estrías:
-¿Y vos argentino? Dale contá.
Yo tenía un arma, conocía la homofobia internalizada del modelito que iteraban, saqué del bolso una camiseta de la selección y mientras me la ponía disparé:
- La última vez cogí con una mina, una chilena, hace unas horas en el baño de la estación fluvial, antes que llegue el ferry, creo que está en la cabaña quince, se llama Esperanza, me dejó esta marca en el cuello, ya la van a conocer. Pero igual tranquilos eh? Soy hétero pero no fundamentalista.
Esa misma siesta me cogí al mexicano y dos horas después al de Uruguay, a la noche siguiente bordeando la costa, con viento frío y humedad de fondo sucumbió el venezolano, primero ante mí, luego ante la gripe. El tercer día probé suerte con el más difícil de todos, el de Puerto Rico, era un latin lover que tenía hasta un demo de una canción pop que compuso. Le sugerí cómo hacer más creíble su performance en el videoclip, le dije que si iba a besar a una mujer tenía que tomarla así, y lo tomé entre mis manos y me terminó rogando que ya no lo suelte, compartimos bolsa de dormir. Luego pasaron otros siete días y otras diez cabañas más.
Dio resultado, el más feo había cogido con todos. Mejor aún, todos querían coger con el más feo. Como le pasó a Riquete en el cuento. Tengo mis dudas, porque también me consta que nada se gana cuando se usa un arma, mi estrategia inteligente tal vez los ayudó a flaquear con algunos estereotipos corporales pero, en su origen, el eje del mal continuaba siendo heterosexual[1], esa palabrita que conjura privilegios hasta dicha en broma me inquietó ese mediodía como me inquieta ésta noche. Que si los instrumentos del amo podrán o no desmantelar su casa[2], que si la heterosexualidad puede ser disidente o, más áspera, si la disidencia puede ser heterosexual. Que si puedo decir algo útil al respecto. Estas cuestiones que me agobian hoy quizá mañana, con la claridad del día, se iluminen. Por lo pronto hasta que concilie el sueño voy a dedicarles una paja a los muchachines de los párrafos anteriores y voy a dedicarle este texto a Esperanza Martínez, activista chilena.
♣ ♣ ♣
Segunda Parte. Alta Córdoba, Martes 16 de Octubre de 2012.
Desayuno y recopilo la mayor cantidad de heterodisidencias que se me vengan a la mente durante la próxima hora y media a partir de ahora. Pongo el cronómetro, en sus marcas, listos… ¡fuera!
♣ Todos los miércoles de mi niñez, aunque nada tuviera que ver con mi niñez, papá y sus amigos se juntaban a comer un asado. Yo lo acompañaba, no obstante siempre volvía a casa llorando por alguna mariconada: me picaba un insecto, me raspaba la rodilla, extrañaba a mamá, me golpeaba la cabeza con el filo de la mesa, algún tío demasiado borracho me daba miedo. Papá y “los tíos” se daban picos, como Maradona y Caniggia. Me acuerdo patente de una tarde en la que les pedí a todos que a mi también me dieran un pico, uno cada uno. Habré tenido seis o siete, me acuerdo que se miraron, se pusieron serios, dejaron de vociferar tanto, hasta que Marito me alzó y me dio un beso, luego el Colorado Márquez y así todos hasta completar la ronda.
♣ En una reunión distendida de tortas activistas se mencionaba a famosas que tenían relaciones lésbicas. De marica que soy mencioné a María Eugenia Ritó como una candidata posible, me dijeron que no, que ella era heterosexual, llena de privilegios, que si está con otras mujeres es para llamar la atención de la prensa o para calentar a su marido millonario (me callé la data que tenía sobre cierto affaire entre Valeria Archimaut y Reina Reech). Lo curioso es que las mismas tortas, minutos después, decían que Soledad Pastoruti no es heterosexual, que eso es pura pantalla, porque conoce los privilegios comerciales de la heterosexualidad y de la feminidad.
♣ A los dieciocho me acosté con el marido de una comadre de mi madre, le conté a todos mis amigos que el tipo que durante años pasaba la navidad con nosotros y hablaba de su matrimonio perfecto había resultado gay, pero la sorpresa me la llevé más tarde cuando este supuesto gay me llamó para decirme que había hablado con su mujer, y que si yo estaba de acuerdo podíamos hacer algo los tres, que a ella le encantaba ver cómo otro hombre lo penetraba.
♣ Mi maestra de cuarto grado, la señorita Olga, sacó varias veces carpeta psiquiatrita, yo que andaba entre las faldas de las mujeres de la cooperativa escolar sabía el por qué: se estaba divorciando nuevamente, era la mujer con más divorcios que nadie conociera jamás en mi círculo, desde que se había sancionado la ley de divorcio hasta el noventidos llevaba cinco y éste era el número seis.
♣ Una vez conocí a un chico en unos quince que me sacó a bailar y me convidó tragos toda la noche, luego me invitó a un after. Me quise hacer el difícil y le dije que tenía muchas cosas que hacer al día siguiente. Me miró con carita tierna, me tomó las manos e insistió: Dale, vení, va a estar mi novia y quiero que la conozcas.
♣ Cuando jugábamos a la mamá y al papá con mi prima Emiliana, yo era el que cocinaba las verduras y ella quien portaba las armas. Me hacía sentir seguro tener una esposa, también me daba seguridad ser quien se quedaba encerrado en la casa. Me gustaba que saliera a matar a los hombres que pudieran dañarme, me gustaba que cargara el falo, me gustaba que llegara a tiempo para desmoldar mis tortitas de barro.
♣ Llevo realizados en el último tiempo varios acompañamientos a mujeres que desean abortar, les presto el oído, el hombro, los labios, introduzco las pastillas hasta el fondo de la vagina. Ese acto genital, el vínculo hétero, más disidente que conozco.
♣ Una trava amiga y su marido estaban horrorizados con la falsa heterosexualidad de Aníbal Pachano. Les indignaba que una vieja marica como esa haya ido a lo de Mirtha con su ex mujer y su hija. A Mirtha, sospecho, también le indignaba.
♣ Una torta conocida sale con una chica que antes de ella siempre tuvo relaciones heterosexuales. Ésta torta conocida cuenta con pesar que su novia antes salió con tipos, pero lo que le parece el colmo del colmo y prefiere callar es que entre esos tipos con los que su novia salió había uno que es, además, trans.
♣ Darío y yo garchábamos con la misma vegana de diecinueve años, vivíamos además los tres juntos. Varias veces le propusimos de manera indirecta hacer un trío pero él se limitaba a reír y esquivaba el tema, hasta que una tarde ella lo encaró y lo apuró para estar juntos esa misma noche. Amable y respetuoso como es, le dijo que estaba todo bien pero que al saber que yo era gay no se sentía cómodo, que preferiría hacerlo con un pibe hetero. Luego, inseguro e infantil como también es, le preguntó qué tenía yo que la había hecho gritar tanto toda la noche anterior. Quizá si le hubiese preguntado qué no tenía yo… pero no lo culpo, también soy de los que prefieren con un hétero.
♣ Cocinábamos con Seba un tuco cuando llegó Luciana. Dijo que no había visto el mensaje de texto antes y no pudo comprar el queso de rallar. Estaba fundida, dijo que había aceptado a un viejo de sesenta y cinco para cerrar el día, la cagada fue que el viejo pagó tres turnos seguidos, había tomado viagra pero no del masticable, sino del otro, del que hace efecto a las tres horas, así que tuvo que escucharlo hablar sin parar de su hija que se estaba separando y había vuelto a vivir con él y su mujer, de lo estresado que estaba por la jubilación que no le sale y de lo insoportable que es tener a sus nietos en la casa. Al final cogieron la última media hora pero para ese rato ya tenía el cerebro frito. Tomó un vaso de vino y me pidió un turno para hacerle masajes. Al Seba lo mandó a comprar queso, pan, puchos y algún chocolate de postre, cuando estaba saliendo agregó a la lista un paquete de galletitas Opera para que Agustín lleve de merienda al jardín. Cuando regresó lo besó en los labios y se acordó de preguntarle cómo le había ido a él en el taller, pero no hubo mucho tiempo, en la tele los abolicionistas antiderechos junto con la policía habían clausurado otro departamento en la calle Alvear. Apagamos las hornallas y empezamos a hacer llamados por teléfono.
♣ Es inevitable nombrar a la editora hétero de cierto suplemento sobre diversidad sexual que con criterio disidente considera por ejemplo de mayor actualidad y urgencia publicar una nota sobre el estreno teatral de Muscari que sobre la primera resolución universitaria de América Latina en garantizar el respeto por la identidad de género de las personas trans.
♣ Sus padres le dijeron que no podía andar por la vida así, cogiendo con cualquier tipo, que se buscara uno que quiera a Tomasito. Les respondió que sus amantes se acostaban con ella, no con su hijo. Les dijo también que la dejaran en paz, que iba a tener la cantidad de tipos que quisiera. Cargó en el bolso una mamadera, los pañales y unos cuantos juguetes al azar, despachó a su bebé en el coche, tomó el primer taxi que vio y se fue a pasar el domingo a lo de su hermano (gay, solvente, universitario, monogámico y estable).
♣ A Alaska y Mario Vaquerizo los casó un juez de paz en Las Vegas. Para la fugaz ceremonia los tres iban vestidos de Elvis. Nadie se explica que el líder de las Nancy`s Rubias sea hétero y para colmo amigo de Bruce Labruce. En una entrevista reciente, Olvido Gara (Alaska) asegura que le sorprende la agudeza de Tim Burton, no quiere pecar de heterofóbica, pero jura que por más vueltas que le da al asunto es algo que no le entra en la cabeza.
♣ Paulo fue de todos mis compañeros del secundario el único que dejó de hablarle a Martín cuando se enteró que le pegaba a la novia. Los demás mantuvieron firme la solidaridad de género. Incluso luego de la separación y de las denuncias, armaron un grupito de face para presentarle nuevas chicas. Paulo se mantuvo firme y nunca más le dirigió la palabra.
♣ Mamá y Papá dicen que no son swingers pero todos sus amigos lo son y salen a menudo a un lugar llamado “Enroque” el subtítulo reza “La jugada permitida”. No me jodan, ¡salgan del closet!
♣ Eran novias desde los trece, estaban llegando a los cincuenta cuando una de ellas se enteró viendo Gran Hermano que se podía cambiar de sexo, le propuso dejar la Patagonia y mudarse unos meses a la capital para hacer su reasignación hormonal. La otra sintió mucho miedo: ¡a esta edad volverse una mujer heterosexual! si al menos su madre estuviera viva para darle esa alegría. Lo intentaron, siguen siendo muy felices juntos, y ya nadie molestó a sus hijos con eso de queremos mamá y papá.
♣ Laura vio a su madre partirle una botella en la cabeza a su padrastro cuando tenía cinco años. Aquello le cambió la vida. Laura no toma Coca Cola.
♣ Uno de los chicos que vive conmigo es un ex seminarista jesuita y está perdidamente enamorado de una monja domínica, a quien imagino como Marcela Klosterboer en Verano del `98. Su amor es correspondido, se ven dos o tres veces a la semana. Nada los turba, nada los espanta, el encuentro semanal basta. No se tocan entre sí pero rezan en cambio, por la salvación del alma de todos nosotros.
♣ En la tapa de la revista se ven Florencia de la V, una marica larga vestida de sacerdote, el marido de Florencia, dos mellizos de vientre alquilado y el diseñador de modas Jorge Ibáñez quien oficia de padrino. Esa familia nuclear que escandaliza las normativas de la derecha y las de la izquierda, que refuerza y afloja paradigmas, que contribuye como todas al escándalo. Los derechos sexuales y reproductivos vistiendo ropas de diseño, Jesucristo trans/sustanciado en pan ácimo alimentando sus vientres de codorniz.
♣ Soñé una noche que un gran amigo y compañero de facultad llamado Nicolás se besaba con la Performer trans Effy Beth en el patio interno de mi nueva casa y acto seguido se ponían de novios. Me desperté pensando: cómo no los presenté antes. Un poco imprudente de mi parte – suponiendo que Nico no era transfóbico y que Effy era heterosexual – seguí el impulso de etiquetarlos en una publicación en mi muro de facebook en la que narraba el sueño que había tenido. Más tarde ellos también siguieron sus impulsos, ya no el mío, y se conocieron y hasta donde sé también se besaron.
♣ Canta Liliana Felipe a sala llena “Él quería con las dos y no pudo elegir. Cada una lo quería entero y todo para ella en exclusiva”
♣ Me pregunto por la relación que mantienen Lady Gaga y Slavoj Žižek, también por la de los hermanos Joaquín y Lucía Galán, mientras ensayo coincidencias entre ambos casos en voz alta Lara me pasa un mate y me recuerda a Adelfa Volpes y a su novio Reynaldo Waveqche. Me había olvidado, intento organizarme, veamos. En apariencia se trata de situaciones aisladas, pero si lo pensamos bien, enmarcándolo en una suerte de materialismo histórico, hay más de un punto de cont…
Time Over.
♣ ♣ ♣
He leído unas seis veces lo escrito más arriba, había planificado dividir los casos en tres grandes grupos y desmontar allí las estrategias retóricas puestas en circulación para la producción simultánea de heterosexualidades y disidencias. Esperaba poder detallar además algunos de los alcances estético-políticos más significativos que operan como sedimentos en la configuración imaginaria del mal llamado plexo social. Todo esto y más se me había ocurrido por la tarde, pero ya está anocheciendo y un hemisferio de mi cerebro comienza a darle paso al otro. Sé que existe la posibilidad de continuar mañana pero lo cierto es que no puedo dedicarle tanto tiempo al drama heterosexual, tengo un perro, una dieta y una casa que atender. Les encomiendo a ustedes, lectores críticos y activos, extender mi faena.
De momento tomaré una ducha y le escribiré un mail a mi amiga chilena que cumple años. Formulo para mis adentros la pregunta que me acompaña desde ese amanecer en el baño de la estación fluvial ¿La Esperanza será heterosexual?
[1] El eje del mal es heterosexual.
Figuraciones, movimientos y prácticas feministas queer. Introducción,
edición y traducción Carmen Romero Bachiller, Silvia García Dauder y Carlos
Bargueiras Martínez (Grupo de Trabajo Queer) disponible en http://webs.uvigo.es/pmayobre/pdf/el_eje_del_mal.pdf
[2] Audrey Lorde.