Adrián Helien es
sexólogo y coordina el equipo interdisciplinario de profesionales que atienden
las consultas de personas transexuales en el hospital Durand de la ciudad de Buenos
Aires. Está presentando junto a Alba Piotto su libro “Cuerpxs Equivocadxs”,
único en Latinoamérica en abordar la temática trans desde el marco de la salud,
y habló con Complemento de la armonía cuerpo-mente, la ley de identidad de
género y la construcción de la masculinidad.
> Por Bárbara Corneli
> Por Bárbara Corneli
¿Cómo surge
incorporar la atención a personas trans en el hospital y hacerlo con una
perspectiva de género?
Yo soy
especialista en sexualidad, formo gente en sexualidad hace añares. En realidad,
yo creía que sabía. Me di cuenta que no sabía. Lo que aprendí respecto a personas
trans, lo aprendí de estar en contacto. Yo no creo en el saber de escritorio o
de biblioteca, creo en poner el cuerpo y poder trabajar con personas.
Helien es consciente
de que la medicina ha generado históricamente argumentos para la exclusión y la
patologización de las personas que manifestaban un desacuerdo entre sus cuerpos
y la identidad auto-percibida. Si bien entiende que hablar de “disforia” tiene
que ver con esta postura del saber médico, reafirma que puede haber un
desajuste entre la mente y el cuerpo, y que “la gente que de alguna manera se
lleva mal con su cuerpo necesita, para
completar su identidad genérica, la operación o la reconstrucción de sus
genitales”
¿Cuánto de lo
que lleva a recurrir a una intervención quirúrgica tiene que ver con la propia
identidad y cuánto con lo que se espera desde la sociedad?
No sabemos cuánto
hay de mandato, de performatividad del discurso, cuánto somos normativos. Y eso
está presente. En realidad, nosotros lo que trabajamos es que la persona se
contacte con su verdadera identidad, con conciencia plena de quién es y que
pueda tomar las mejores decisiones acorde a quién es. Es todo un trabajo
terapéutico. Cuánto es lo que necesitás y cuánto esta normatizado. Esto es algo
que tenemos que trabajar y tener en cuenta a la hora de realizar una
intervención quirúrgica tan importante, irreversible como ésta. Hay personas
que desde que tienen uso de conciencia lo saben y lo sienten. De hecho yo estoy
viendo a una chiquita trans que tiene cinco años y no acepta sus genitales.
Empiezan a haber expresiones de sexualidades alternativas, personas que no se
sienten identificadas con el binarismo y son transgénero y viven orgullosas de
ser transgénero y tener un cuerpo de diseño distinto.
El equipo de
trabajo que funciona en el Durand no ha realizado de momento ninguna operación genital
a varones trans, pese a que por cada mujer trans que quiere operarse, un hombre
trans busca lo mismo. Helien explica que construir un neofalo es más complejo
que construir una neovagina y destaca que si bien el tratamiento hormonal es muy
efectivo en masculinizar, “nuestra pata más floja es la intervención a varones
trans”. Muchos varones trans “se quejan de que la ley de identidad no cambió
mucho para ellos más que el documento, porque no están accediendo a cirugías en
el ámbito público”. En este sentido, la cirugía a la que recurren en primera
instancia es la mastectomía, “una operación que les cambia la vida: la
inserción social y laboral y respecto a esta armonía cuerpo-mente”.
Reflexionando
sobre la construcción de la identidad, el sexólogo aún se cuestiona: “no sé si
es porque no estamos en condiciones de ofrecerles un neofalo, pero – en el caso
de los varones– hay una integración de la sexualidad más natural en ese
sentido, integran la sexualidad antes que las mujeres”.
“Sabemos que la
identidad genérica está en el cerebro y no sabemos cómo. Sabemos que es un
proceso. Hay una base biológica pero hay instancias múltiples respecto a cómo
se va conformando el cerebro de las personas. Las personas trans varones se
conciben como varones y quieren insertarse como varones con su identidad auto-percibida
en el cerebro y con un rol social acorde”.
En el
hospital Durand la lista de espera para operaciones de reasignación de sexo es
de 100 personas. ¿En qué ha favorecido contar con la ley de identidad de género
y qué cosas restan?
Hay un avance en
el status legal que tiene que ver con
despatologizar y dar posibilidades a la gente, dar posibilidades de reconocer
la identidad, que es lo que la persona percibe. Anteriormente una persona tenía
que disparatadamente hacer un juicio y demostrarle a un juez que él era él.
Infinitas sentencias salían en contra
porque no se reunían los criterios biológicos o porque había alguien en contra
ideológicamente… era una injusticia tremenda.
El recurso
humano es importante, los que laburamos es porque queremos y tenemos vocación,
no es que el Estado esté apoyando nuestra gestión. En general no hay efectores.
Si no se hace una formación y a la gente que trabaja con nosotros no nos dan
una posibilidad de operar más, de agrandar el equipo, el riesgo es que las
personas no reciban la atención que merecen por falta de efectores. Lo demás me
parece ejemplar.
El que aún no
haya en el sistema de salud pública la posibilidad de la construcción de un
neofalo afecta directamente a las masculinidades trans que quieran recurrir a dicha
intervención quirúrgica en el proceso de conformación y reafirmación de sus
identidades. Y, como también lo considera Helien, el sistema de salud en sí no es
ajeno a que “la gente con su cuerpo está testimoniando la deconstrucción y está
interpelando al sistema binario”. Según él, en los varones trans aparece más
frecuentemente la reproducción del estereotipo de lo masculino que del femenino
en las mujeres trans, pero lo analiza como algo de lo que los individuos no
pueden desprenderse, de una cultura machista donde los mandatos sexuales respecto
a cómo ser varón son notablemente severos, sobre todo si se nace con vagina. Es
a la binariedad en sí a la que se espera que los individuos respondan. “Claro
que ‘hay que ser’. Yo me tengo que vestir como varón, hablar como varón, decir
cosas de varón, coger como un varón, ésas cosas que son normativas y que hablan
de personas que no existen. Somos todos raros, diferentes. Respetar esta diversidad,
esta diferencia, es todo un trabajo que lo tuve que hacer también yo para poder
laburar, pero las personas trans también lo tienen que hacer, porque están
atravesadas por estas normas”.
¿Qué cambios
imaginás en un futuro?
Somos cada vez
más diversos y deberíamos estar cada vez mas integrados, no que la diversidad
sea descalificada, rechazada, ninguneada, invisibilizada. Siempre fuimos
diversos, pasa que se trató de normatizar, hacernos entrar en estos casilleros
de rosa/celeste. No entramos. Creo que vamos hacia una sociedad diversa, más
rica, donde va a haber cuerpos de diseño, identidades de diseño, familias con
nuevos diseños y eso hace a la riqueza de las personas, porque va a ser un
mundo más inclusivo y diverso.